Parece que todos somos conscientes de ello y es una de las quejas más habituales entre los usuarios. ¿Por qué duran tan poco los aparatos electrónicos y los electrodomésticos? ¿Es cierto que están programados para romperse?; ¿Existe la obsolescencia programada?
Los aparatos eléctricos duran cada vez menos
Pues sí, duran menos y es porque muchos están “casi programados” para ello. Realmente no están programados como tal, sino que entre sus componentes se encuentran algunos elementos que pueden dejar de funcionar tras un número determinado de usos. Un ejemplo muy gráfico sería pensar en que tenemos un coche con unas ruedas increíbles (llantas de aleación ultraligeras y unos neumáticos magníficos) y luego el eje es de madera conglomerado. Sí, un ejemplo absurdo pero ilustrativo. A esto se suma el problema de que ese elemento que se rompe puede no tener pieza de recambio o que la pieza forme parte de una estructura más compleja y cara (por ejemplo, una placa electrónica) que haya que cambiarla completa para reparar la avería.
Se trata de un tema complejo de entender, tan complejo como la sociedad actual. Por un lado queremos que los electrodomésticos nos duren mucho (toda la vida), pero por otro lado también queremos que sean cada vez mejores (más silenciosos, que gasten menos agua, que podamos programar desde el móvil, que enfríen con poco gasto de luz, que sean muy eficientes…). También queremos que no sean muy caros, especialmente si sabemos que se van a romper más pronto que tarde. Además queremos tenerlos todos (lavadora, secadora, horno, frigorífico, centro de planchado, robot de cocina, batidora, licuadora, etc…) y si tenemos dos viviendas, en las dos.
El quid de la cuestión es que vivimos en una sociedad de consumo y que, actualmente, es ese consumo es el que permite la innovación; y para que la innovación e investigación sean sostenibles, las empresas fabricantes de electrodomésticos tienen que vender sus productos. Complejo, ¿verdad? Y todo esto sin meternos en aspectos medioambientales de reciclaje, reutilización y economía sostenible que nos daría para un buen rato de discusión.
¿Vale la pena reparar los electrodomésticos?
No debemos pensar que cada vez que se rompe un electrodoméstico tendremos que comprar uno nuevo. No tiene por qué ser así en absoluto. Los fabricantes de electrodomésticos no son tan malos. A pesar de lo que muchas veces nos hacen creer, en muchos casos sí que merece la pena arreglarlo.
Cuando se nos rompe un electrodoméstico tendremos que valorar si nos conviene el arreglo en términos de coste de reparación y vida del aparato. Pero si decidimos hacerlo debemos de confiar en técnicos profesionales para que lo reparen. Existen estudios que indican que el éxito de una empresa radica en la honestidad y confianza de sus clientes; cuando un técnico profesional nos asesora correctamente, por ejemplo nos dice si realmente merece la pena el arreglo o no, y además nos da las garantías de mano de obra y de los materiales o recambios utilizados podemos confiar en su criterio.
El avance de la tecnología y la capacidad de innovación dependen del recambio de los aparatos. Sin embargo, no siempre que se rompa un electrodoméstico va a ser imposible el arreglo. Si la reparación está realizada por profesionales que saben lo que hacen es muy probable que consigamos prolongar varios años más la vida de nuestro electrodoméstico.
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