Si por fin has tomado la decisión de independizarte, afrontas una nueva vida llena de retos que tendrás que resolver de manera personal. Van a ser muchos cambios que afrontarás con dudas y contratiempos. Uno de esos cambios y retos puede ser cómo poner una lavadora. Parece fácil, pero este aparato está compuesto de diversos programas y opciones de temperatura a los que te debes acostumbrar, y sacar el mayor partido de sus prestaciones.
Si la ropa que vamos a lavar está poco o nada manchada no hay mucha diferencia entre usar agua caliente o fría, pero hay muchas manchas que no se ven, pero se pegan al tejido: polvo, sudor, contaminación… y hay que tener en cuenta que el agua fría no hace más que darle un lavado superficial, pero no las elimina. Por ello se recomienda periódicamente poner con ellas una lavadora de agua caliente que ofrezca una limpieza en profundidad.
Por lo general, no todos los tejidos no aguantan altas temperaturas; los colores, por ejemplo, se destiñen. Por eso hay que chequear las etiquetas y seguir sus instrucciones al respecto. La ropa debe ser seleccionada por colores claros y oscuros de manera que no le mezclen. La ropa oscura y de colores fuertes puede lavarse con agua más fría, hasta 30º; la ropa clara podrá lavarse a mayor temperatura. La desinfección de la ropa requiere alta temperatura, por lo que a más sucia más grados debes aportar al agua. Por ejemplo, las sábanas y toallas es recomendable lavarlas a más de 60 º, pudiendo añadir lejía si son blancos. La ropa clara y sucia requiere unos 40 º, la negra y poco sucia 30º, y los tejidos delicados o poco sucios pueden lavarse a temperatura más baja de 30º.
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